En un mundo donde estamos constantemente intentando manejar todo —desde el trabajo hasta nuestras emociones— solemos caer en la trampa del control. Creemos que al mantener todo bajo control, podremos sentirnos seguros y en paz, pero ¿es eso realmente cierto?

Soltar el control puede parecer aterrador, pero es liberador cuando nos damos cuenta de que la vida fluye mejor sin la necesidad de supervisarlo todo. Por eso en este próximo Café Integral vamos a reflexionar juntos cómo el control puede estar afectando tus decisiones y tu bienestar. Y cómo al soltarlo puedes reducir tu niveles de estrés para adaptarte a lo inesperado. 

En la práctica esto se traduce en, por ejemplo, no intentar controlar cada detalle de una relación y, sino confiar en el flujo natural de la interacción. Porque soltar el control no significa dejar de ser atentos o responsables, sino confiar en que la vida puede sorprendernos positivamente si dejamos de anticipar cada resultado.